miércoles, 5 de agosto de 2015

Libro nítido



 Una llavecita extraviada en la memoria. No hay congoja sino tiras de recuerdo entrecortadas en el desbande del tiempo.
En la esquina abandonada del pueblo, un quinotero rebelde se abraza a las paredes picoteadas. Mi abuela está parada contra la planta, en el derrumbe de la luz.
¿Qué mira si no puede mirar? Tal vez el silencio.

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