Una llavecita extraviada en la memoria. No hay congoja sino tiras de
recuerdo entrecortadas en el desbande del tiempo.
En la esquina abandonada del pueblo, un quinotero rebelde se abraza a las
paredes picoteadas. Mi abuela está parada contra la planta, en el derrumbe de
la luz.
¿Qué mira si no puede mirar? Tal vez el silencio.
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